viernes, 17 de enero de 2014

Parches de hoy, problemas para mañana

En España, todos sabemos que el funcionamiento del sistema energético podría ser mucho mejor para evitar, entre otras cosas, la subida constante de la luz y un déficit tarifario que engorda sin límite. Sin embargo, en nuestro entorno más inmediato, la Unión Europea, no ganan para sorpresas al ver que aquí no nos tomamos en serio las medidas impulsadas en Bruselas para mejorar la eficiencia energética y reducir nuestras emisiones y nuestra dependencia.


El modelo de autoconsumo ha quedado proscrito con la nueva reforma eléctrica del ministro Soria, perjudicando a decenas de miles de particulares y empresas que vieron en esta iniciativa una vía para reducir su gasto energético y ganar en competitividad y autonomía, dos de las cualidades de las que estamos más escasos. 

De nada sirvieron las críticas de la Comisión Nacional de la Energía (CNE), organismo que desapareció en octubre para integrarse en el superregulador CNMC, mucho más obediente con las directrices del Ejecutivo, como pudimos comprobar ayer con el informe benévolo sobre la supresión del sistema actual de primas a las renovables. Este informe desató la indignación entre las empresas y el Gobierno tuvo que salir al paso asegurando que la CNMC no actúa bajo su dictado.


Pero, tras conocerse que el Tribunal de Justicia de la Unión Europea (TJUE) ha condenado a España  por no aplicar a tiempo la directiva comunitaria para mejorar la eficiencia energética de los edificios, la conclusión es clara: no hay voluntad política de ir hacia un modelo energético mucho más sostenible. Y es que la directiva tenía que haber sido incorporada a la legislación nacional a más tardar en enero de 2006 y ya estamos en 2014.

Es posible que el Ejecutivo esté actuando a base de parches para salir airoso de todo el lío energético, pero con esto sólo se crea más incertidumbre y más problemas para el futuro y, lo que es peor, no se soluciona nuestra altísima dependencia energética, la más alta de la Unión Europea para un país de nuestro tamaño. Sólo podemos confiar en que las empresas de servicios energéticos sigan innovando y poniendo en el mercado sus soluciones de eficiencia demostrando que otra vía es posible. Otra mucho más duradera que las leyes que hoy se aprueban. 


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