El pasado 4 de septiembre la Comisión Nacional de la Energía (CNE) emitió un demoledor informe en el que denuncia que el Gobierno incumple las leyes comunitarias en materia de eficiencia energética y energías renovables al establecer un peaje al autoconsumo.
El informe que ha sacudido al Ministerio de Industria que dirige José Manuel Soria también considera "discriminatorio" el peaje, por cuanto limita (por no decir que impide) a los ciudadanos a consumir la misma energía que producen, un aspecto que no es baladí en España, con en torno al 80% de dependencia energética, muy por encima de la media europea.
De momento Soria no se ha pronunciado sobre el órdago de la CNE que, por desgracia, es un órgano de carácter consultivo y en unos días desaparecerá para integrarse en la mastodóntica Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC). Pero no cabe duda de que este informe supone un antes y un después en la reforma energética destinada a luchar contra el déficit eléctrico.
Algunas voces como Alberto Bañón, director de regulación y asuntos económicos de la patronal UNESA, ya ha dicho alto y claro que el autoconsumo no es más que un instrumento de los ricos para producir su energía y evitar el pago de impuestos. Aunque, obviamente, Bañón se olvidó de los 30.000 familias que dedicaron gran parte de sus ahorros en instalar placas solares, por ejemplo, en busca de un modelo energético más sostenible y duradero.
En un interesante artículo publicado en SolarTradex, el ingeniero químico Frederic Andreu expone una contundente crítica al sinsentido de la reforma impulsada por Industria, aportando un sinfín de ejemplos que contradicen los argumentos del Gobierno.
Entre ellos se encuentra el caso de los conocidos como "rebeldes eléctricos" de Schönau (Alemania), un grupo de vecinos que, hartos de los efectos nocivos de la energía nuclear, compraron la red de distribución eléctrica de su zona a la compañía KWR y ahora suministran a más de 130.000 usuarios electricidad de origen renovable.
Por tanto, ante la discriminación impuesta por Soria y el terremoto auspiciado por la CNE, es posible que el autoconsumo no esté tan muerto como se creía (aunque sí muy tocado) y puede que sea la propia sociedad civil la que levante los cimientos de ese nuevo modelo energético que los sucesivos gobiernos tanto se resisten a impulsar.
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