miércoles, 10 de abril de 2013

Más #smart, más #enérTICos

La palabra 'smart' está de moda: es el complemento perfecto para cualquier servicio o producto, tanto para teléfonos móviles (smartphones), vehículos (la famosa marca Smart) o tarjetas de crédito (smart card). Pero en los últimos tiempos está calando con fuerza en un sentido más amplio. 

De hecho, las ciudades ya no quieren seguir siendo un conjunto de edificios con sus servicios como hasta ahora. Quieren ser 'smart' (inteligentes), lo que en la práctica supone referirse a las urbes como una especie de ser vivo, que interactúa de una forma más activa y consciente con su entorno. 

Y es que actualmente las ciudades, que solo ocupan el 2% de la superficie terrestre, concentran la mitad de la población mundial, con todo lo que eso implica en consumo de recursos y energía. De hecho, son las responsables del 75% del consumo global de energía y del 80% de las emisiones de CO2. Y teniendo en cuenta que en los próximos años el peso de la población urbana irá en aumento, se hace necesaria una gestión de los recursos más eficiente para evitar una situación insostenible.

Por este motivo, nos encontramos estos días debatiendo en #enerTIC (10-11 de abril) sobre una mejor gestión energética en las ciudades y, más concretamente, en sus principales infraestructuras, como son los edificios. Por tomar nota de lo que está pasando estos días, Gobierno acaba de dar el visto bueno a la certificación energética en edificios existentes, que puede suponer un ahorro anual para una vivienda del 60% de su consumo en luz, agua y gas. Pero hay mucho más que se puede hacer y que se está haciendo. 

Sin quedarnos cortos, podemos decir que los SmartBuildings son una realidad, aunque el nombre nos evoque más al ámbito de la ficción. Hoy en día ya existen edificios inteligentes, capaces de gestionar la energía que consumen e incluso siendo capaces de predecir cómo consumirán en el futuro. Y esto, aparte de suponer todo un avance tecnológico, representa un ahorro probado del 25% sobre la factura final de energía. Y no está nada mal que con los tiempos que corren (y en cualquier otro momento) podamos rebajar nuestros gastos en una cuarta parte. 

Pero el desarrollo de los edificios inteligentes no tiene que ver solo con el campo de la energía. Nacen de una sinergia de avances en diferentes áreas, entre las que se incluyen las tecnologías de la información y la comunicación (TIC). Por tanto, no nos debería extrañar que a medio plazo pudiésemos regular la temperatura de nuestra caldera desde el móvil a kilómetros de distancia del hogar. También esta última reflexión puede parecer un amago de imaginación, pero no lo es. Sin embargo, ya hablaremos de esta cuestión en otro momento. 

Saludos enérTICos!

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